Según la leyenda Inca, la creación de la Llama surgió a partir del hijo de Manco Cápac y Mama Ocllo, donde se enamoró
perdidamente de una de sus hermanas menores que estaba destinada a ser la Virgen del Sol. Ambos padres les prohibieron el
matrimonio. Así que, los jóvenes enamorados huyeron desobedeciéndolos, por lo que fueron condenados a muerte. Su madre
Mama Ocllo rogó al dios Viracocha el perdón para sus hijos, el dios se apiadó de la joven pareja convirtiéndolos en Llamas. Así
pues, los espíritus emprendieron un viaje por la vía láctea a la morada de Viracocha. Se dice que, cuando las Llamas lleguen a
su destino, recuperarán su forma humana y regresarán al mundo para un nuevo reino con armonía entre los humanos.

Las Llamas en general son seres ancestrales y sagrados para la cosmovisión andina. Hoy en día, muchas comunidades
indígenas usan pequeñas dosis de la sangre y la orina de Llama para curar enfermedades. Además, en estos tres últimos años,
se han realizado varias investigaciones científicas asegurando que la sangre de las llamas contiene anticuerpos que neutralizan
y combaten el COVID-19, poniéndolas en peligro al ser comercializadas indebidamente.

Al poner en riesgo a estos animales, debemos recordar que estos seres son nuestra herencia andina y debemos protegerlos, ya
que aparte del valor simbólico, religioso y cultural; tienen un importante rol ecológico para los ecosistemas altoandinos, siendo
especies clave para el equilibrio ecológico en los Andes.

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-Obra seleccionada para la Primera Exposición Colectiva Pichincha (2022).